viernes, 15 de octubre de 2010

130º

Estiraba mi pie y te rozaba,

como tantos otros habrían dicho,

o las manos,

o los ojos;

levantaba mi nariz

y te escuchaba

contar manantiales

con los dedos muertos,

reduciendo a cenizas

las dudas implacables.

Desdoblaba mi pelvis

y hacia por follarte

entre tanto sonido,

rumor,

o dolencia de nadie;

revolvía mi nuez

y te besaba,

dormías placidamente

como un reloj de almendra…

…¿y que más?,¿y qué más?, dime más…

Soñé que perdí mis arras

en el bosque sintético

de tu ausencia,

perdí,

como un niño con adoquines nuevos,

todo lo que creía mío;

y al regresar aterrorizado

sabiendo que no estabas,

pude creer que me amabas,

que volvías a ser nuevo:

y dando gracias a todo,

a tí,

al viento

y a mi mismo,

estiraba mi pie

y te rozaba.


No hay comentarios:

Publicar un comentario