Y si me compro una guitarra,
y doy la vuelta al mundo
haciendo como que canto;
y si me pongo una falda
larga como una escalera
y hago como que me escondo;
y si he puesto demasiada
azúcar
en la leche...
Te echo tanto de menos
que me va a dar un
ataque de risa;
hagamos un trato:
yo te doy mi alma
y tu me dices cosas
de colores.
Interminablemente mío,
mi tierra,
mi trozo,
mío,
mío,
pongo el pie
y aprieto
porque tengo derecho.
Si decides quedarte
te enseñare fotos
de mi infancia,
de mis amigos;
te contare historias
sobre una caja de cartón
cálida como un palacio,
compartiré contigo
mi cepillo de dientes,
mi morfina;
dejare que me grabes en video
mientras voy a la calle
a lamer los neumáticos
de los coches
hasta que me llamen pervertido.
Ahorrare mucho dinero,
para comprarme
una guitarra,
una falda,
una isla,
o dos,
o tres...
(¿que más da?)
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