Podría ser sutil,
sutileza por encargo
como cambian los domingos;
cambiar mi violín
por una cigarra,
mi perdón por una burla,
hacer que la brisa lleve tu nombre
y que los atardeceres se me deslicen
como un pétalo de insecto
bajo mi espalda,
susurrar que las palabras
me saben dulces,
decir que tu cosquilleo
me reduce a lo primario,
que tu palpitar me evoca
no sé qué historias necias…
podría ser sutil,
pero te amo,
y adoro el sonido seco
que hacen nuestras pelotas
al chocar cuando me calzas
y me gusta lamerte el sudor
de las axilas a golpes
y me gusta importar más;
tomar carrerilla
hacia las comisuras de tu puerto,
aprender cada día
a odiar lo que te roza,
aprender a tejer pasadizos
que me hagan dar vueltas innecesarias,
esculpir las carreteras
con mensajes inoportunos,
hacer estallar los océanos
solo para que pudieras verlos
desde el espacio,
pintarme cicatrices,
inventarte heridas que olfatear,
hacerme pequeño y vulnerable
y prender fuego a todo lo mediocre
incluido yo mismo,
amanecer muerto
y resucitar cuando me invites a dormir,
perseguirte armado hasta los dientes
y disparar en las nucas
de aquel que se atreva a molestarte,
podría dejar de ser sutil;
y asaltar bancos,
matar animales por placer,
desfigurar niños
arrojándoles lejía a los ojos,
pintar con mis heces
los marcos de las puertas,
destruir a la humanidad
y fabricar un mundo a tu altura…
podría ser capaz,
pero te amo,
y no es plan.
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