Como se tuercen las ganas
al respirar de tarde
al orinar sobre los tejados
hambriento
como el animal que recibe calambres
y hasta las lámparas me daban asco
antes de conocerte.
Cuántas vueltas debería de dar una piedra
alrededor de un astro
para comprender que no va a ninguna parte;
me fui dejando caer
y entender
entre tus labios,
violonchelo de veinte cuerdas
arañazos masticados sobre el asfalto
las escamas
las envidias
y hasta las mesas me daban miedo
antes de conocerte.
Hubiera podido correr tan rápido
en la dirección opuesta a tu voz
que las sábanas hubieran llorado
por mis suelas,
pero decidí dejar de obedecer,
y mi nuca es ahora un útero cuajado
de moscas y claveles
y hasta los almanaques me daban lástima
antes de conocerte.
Debíamos de estar tan borrachos
que olvidamos ver el día acabarse,
y marché con un nombre nuevo a casa
que ya no era el mío…
cuántas vueltas debería de dar una mosca
alrededor de un vaso
para comprender que va a ninguna parte:
tres.
Yo necesité doce;
pregúntale a cualquiera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario