Me retuerzo en un asiento
pequeño
pequeño,
nos retorcemos como trozos
de melocotón
en una compota.
Parece mentira
que
aun
deba de pedirte permiso para ser,
(para darte...)
llegar a ser útil
movido por el instinto.
Me dispongo a abandonar el cosmos:
llevo cinco maletas
repletas de tus cosas.
Hasta aquí llego,
no puedo más, no se me deja más, no se me permite
más,
hasta aquí se me otorga;
no puedo clavarte mas mi espada
ni golpearte con mas fuerza,
resoplas moribundo en un charco de sangre
y no puedo rematarte.
Intenté por todos los medios
convertirme en perfecto,
pero hasta aquí llego,
no puedo más allá,
no llego más allá,
soy sencillo, simple, miserable, mediocre...
mi limitación me impide condenarte.
La canción decía:
“Me retuerzo en un asiento, pequeño pequeño;
juntábamos los días con los días
para parecer cotidianos,
las noches con las noches
para parecer aventureros...”
(Esto no da para más, mi vida, comienza a comprenderlo)
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