viernes, 15 de octubre de 2010

BALANCÍN

Ojala me hablases,

sin que fuera para responder

a alguna de mis preguntas;

ojala me tocases,

sin que fuera para rozar

mi mejilla con delicadeza.

ojala tuviéramos la mesa

clavada en el techo,

para que al servir la cena,

la sopa nos cayera en la cara

para achicharrarnos;

ojala vinieras con flores a mi puerta,

ojala hubiera nacido muerto,

ojala mis caderas supieran besarte,

ojala las noches fueran naranjas

y los días elefantes,

ojala tu risa fuera el único sonido permitido,

ojala no pudieras respirar sin mi ayuda,

ojala me amarrases a tu lecho,

ojala soñaras que te abrazo,

ojala…

ojala mierda.

Estoy cansado de desear que te acerques,

de llorar como una colegiala cada vez que la tarde

se me cae encima,

harto de que las fresas,

los caracoles,

las pilas alcalinas,

las fotos del satélite meteorológico ,

me recuerden a ti

y que no estás aún;

Ya no se en qué lenguaje

decirte lo que no pienso decirte,

cómo explicarte

que el uno para el otro,

como hacerte comprender.

No tengo trabajo, ni riquezas,

pero cocino un pollo al coco

que es un escándalo,

se silbar en sueños,

puedo tocarme la nariz

con los dedos de los pies,

se hacer reír,

se tocar ,

se rascar,

se esconderme;

Puedo vomitar y mentir a la vez,

puedo ponerme tu ropa,

puedo fingir que me odias,

y salir a la calle gritando

y mascar mi oreja

sin que parezca absurdo;

se convertir el oro en arena,

se hablar de ti

como si fueras otro, lejano e inalcanzable;

se tener cosas;

tengo un castillo

hecho con remos

y errores,

tengo una mascara enorme

hecha con los jirones de las pieles

que nunca te atreviste a tocar,

tengo un jardín

grande como una puerta hambrienta,

donde podríamos pasear

mientras me cuentas historias

sobre la necedad humana;

tengo una camisa negra,

una muñeca vestida de azul,

una tractor amarillo,

una paloma blanca,

una pastilla rosa…

tengo cinco soldados apostados en la puerta,

tengo a toda la prensa

esperando que les cuente

tu respuesta,

tengo muchísimo miedo de todo,

tenia paciencia, pero ahora tengo un jersey

a cuadros precioso

que yo mismo me he tejido

y que seguro te encantaría que llevara

a nuestra boda;

tengo también una bolita

pequeña,

del tamaño de un marzo, o de un octubre

justo en el centro de todos mis pechos,

que es brillante,

y sonríe cuando te nombro

y se enfada cuando digo tonterías

y hace una cosa muy rara

cuando la luz no la toca

y es hermosa

y yo no la había pedido

pero esta ahí,

está ahí,

te lo juro…

1 comentario:

  1. no lo dudaba, pero sigues transmitiendo cuando escribes (ahora más que antes).
    me encanta leerte, te admiro.

    Maribel

    ResponderEliminar