“Coronaria”,
escrito en letras de espuma...
Detenido en medio
del paso de cebra
miro sin mirar nada:
ayer respiraba sin esfuerzo,
porque no hay periódicos que me asusten;
los automóviles me increpan,
silban,
arrojan esputos de sus cláxones,
concentran espectadores
y señoras con carritos llenos de lechugas;
yo permanezco en pie,
en medio del paso de cebra,
dibujando suavemente un caracol
con mi dedo sobre el muslo,
intentando cerrar mi mano izquierda
rodeándome el cuello.
Ayer gritaba:
“coronaria...coronaria”
como si fuera el nombre de una calle de Barcelona,
o el salmo de una absurda ceremonia;
reías junto a mi,
y todo te parecía licito y con sentido;
Hoy, detenido, agotado,
sumido en el sutil colapso
de un no sé qué
que me aterra,
alguien me empuja,
me desploma,
beso el paso de cebra;
miro sin mirar
los pies de todos
obligado a besar el paso de cebra;
nunca creí que hubiera tantísimos pies en esta tierra...
Mi dulce coronaria,
escoge rápido,
¿guadaña o segueta?.
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