viernes, 15 de octubre de 2010

BENZONITRILO

“Mi dolor me mima,

mi dolor me ama”,

recupero la palabra

después del accidente;

me trajiste flores aceitosas

y un oso que parecía querer curarme.

Mi casa estaba llena de aire,

helada,

tuerta,

retorcida;

recupero la movilidad

después del accidente

y me toco los dientes

y los dinteles de las puertas…

pero la lastima es un arma tan valiosa

que a veces prefiero salivar fuera de mi boca,

dibujar con las cejas,

jugar al avión con tu cuchara,

convulsionar,

adjudicarme todas las taras existentes

y apiadarme de ellas,

verte consumirte por apiadarte de ellas

verte consumirte por apiadarte;

y la conciencia es un arma tan valiosa

que a veces prefiero hacer piruetas,

abrazarte arrepentido,

jugar al ajedrez con tu cuchara,

convulsionar, otra vez,

y llorar hasta que se me disuelvan los ojos,

y pedir perdón hasta que se me derrita la boca,

y verte sonreír sin apiadarte,

y verte sonreír,

y verte.

Estúpida broma aritmética

que parece que suma cuando resta


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