Creí que estaría a la altura,
debí suponer menos intento,
debí remediar,
creer,
no más de cuanto;
creí que vendrías a cenar,
que iría a tu fiesta,
que juntaríamos los dedos
y los sexos
como animales extintos,
que podría convertirme en vulgar
y levantar edificios y acequias
donde nunca tuve…
Más de ti no más de cuanto,
resaca y no más de cuanto,
me tambaleo camino a mi cama,
estúpido pensar que puedo,
pero no.
El paraíso está de tantos otros
capaces de ser lo que buscas
repleto,
sucios y limpios
abiertos y cerrados,
yo no permito que se me interprete,
avalancha,
que ridículo no ser
que ridículo pensar de ser
por debajo del limite.
Hubiéramos sido amigos en otro tiempo
y hasta te habría lamido los sabañones
sólo con que chasquearas los dedos,
me habría cosido una vagina
para parirte hijos,
te habría traído trofeos
y ofrendas
para que colgaras en el techo con
obtusa grandilocuencia,
te hubiera amado tanto que se me hubieran agrietado los dientes
de repetir tu nombre en sueños…
Pero un buen día despertaré,
e iré a tu camino
a mostrarte mis progresos
hasta hacerte salivar
más allá de mi boca;
te contaré que fue fácil,
te dejare que me abandones
y regreses con fuerza,
te enseñaré, yo, a marcar el territorio,
te dibujaré con trazo recio hasta reventar tu frontera;
seré tal y como todos me buscan,
hasta dejar de ser yo mismo...
(...pero entonces nada tendrá sentido)
Es una lástima,
de veras,
es una lástima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario