viernes, 15 de octubre de 2010

VUE

Como un extraño tipo de asno

que se masturba mirando manzanas

caer,

permaneceré arrodillado frente a mi puerta

encadenado al quicio;

Volverán en mitad del día

y delante de todos

me molerán a latigazos,

o pasaran de largo con demasía

hasta hacerme llorar

asfixiado

de la desgracia que acabo de inventarme.

Qué sé yo…

abrir latas de conserva

con la mano izquierda

parece una tarea sencilla

comparada con escoger

las palabras adecuadas para caer mal.

Tal vez dentro de unos años

con el dinero suficiente

conseguiré convertir el oro en arena

las noches en andrajos

los nudos en pistas de aterrizaje.

Las moscas ya no me saludan,

las esquinas se has puesto tacones,

mis pasos parecen no mutar

el lenguaje de las cosas

que nunca me hablan.

Y como un extraño

le reprocho al sofá

y le cuento lo mucho que deseo maltratarlo,

y más cosas,

y no siento la espalda

y tengo sueño

y no me importa que sean todavía las ocho;

Y miro por una grieta de la cortina

que no conocía

y pienso que fuera

todos desean lo mismo que yo,

detenerse,

dejar de hacerse preguntas,

dejar de amar;

y después de tomarme el pulso

y girar el cuello como una galaxia

muerta,

reconozco que todo esto podría suceder,

una y otra vez,

en esas ocasiones

en las que premeditadamente,

como un estúpido asno,

decido no llamarte

para tomar algo

o ir al cine.

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