Le dijo el escorpión
a la morera:
" si tu vas,
yo también quiero".
Le dijo la morera
a la bombilla:
"si tu vas,
yo también quiero".
Se dijeron tantas cosas
las cosas,
que parecía que todo
hablaba;
hasta mis dedos,
hasta mis calcetines
gritaban desde lejos
que querían venir.
Y durante siglos
nos hicimos compañía
yo y el mundo,
yendo allá,
encadenando
uno y otro
hasta observar
el trabajo terminado
con satisfacción y alegría.
Pero un día
llego la cordura
y las rosas que cantaban,
y los anillos que sonreían,
y los trozos de plástico
que me daban cariño
se volvieron a morir,
se convirtieron;
y dejándome solo,
la cordura me tomo
de la cintura
y me dijo:
"si tu vas,
yo no pienso ir,
que lo sepas".
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