Junto a ti las monarquías son inservibles,
los mercado son nuevos,
la ansiedad cotidiana…
Socorro,
no puedo mover los brazos;
ayudadme a maldecir,
a destruir las fachadas
de los ministerios;
auxilio,
mis pies están plegados
a la tierra;
(no quiero estar quieto ahora)
mi cuello no sabe
retorcerse como antes,
mis caderas no saben
retorcerse como antes,
ya no me retuerzo
como antes,
como insecto,
como torre,
ayudadme a comprenderlo.
Preparaba un cuento,
cocinaba una fábula;
peregrinaba por las calles
preguntando la hora;
te tenía a mis talones
limando mis durezas,
cortando mis espinas,
intentando serme necesario,
pero yo te lloraba un cuento,
te rezaba un proverbio:
“No pude despedirme ni de mi sombra;
tú,
tú tienes la culpa”.
Amigo Vicente: es increíble la sensación de asfixia y ansiedad que puede generar este poema. Logras crear un clima. Tú siempre lo logras.
ResponderEliminarUn abrazo
Hoy he viajado por la red y me encontré con tus palabras, he leído tu poema, y estos me llevaron a sensaciones nuevas, a pensamientos antiguos, y te estoy agradecido.
ResponderEliminarManu Medina
YA SABES LO QUE PIENSO: vertigo, pasión, dolor,dependencia,venganza y otras hierbas.
ResponderEliminarGracias porque cuando no sé escribir me acuerdo de ti y tu poesía.